UNA PRIMAVERA…

… DISFRAZADA DE OTOÑO.

Introducción. Estamos viviendo tiempos complejos. Cada semana nos trae la información sobre acontecimientos que parecen unas cosas y luego, al conocer mejor los casos, se manifiestan como otras. Ayer declaraban inocente al ciclista Alberto Contador, después de declararle sospechoso de dopaje, después de informes médicos, declaraciones cruzadas, al final ahora le declaran inocente, pero la fama de este hombre ya está manchada de por vida. Y la verdad ¿quien la conoce? ¿Nos cuentan lo que ocurre de verdad o sólo lo que les interesa  a los diferentes medios y plataformas de opinión? Los políticos que en principio tendrían que servir a los ciudadanos que les confiaron sus votos, olvidan ese compromiso y se aprovechan de la situación de privilegio. Y se enriquecen de forma ilícita, y se les acusa de explotación sexual como en Italia. O de enriquecerse, con regalos, trajes, comisiones irregulares.

El arte ya no parece arte. La música ya no parece música. Y la desconfianza y la sospecha se instalan en el corazón de las personas y nos volvemos desconfiados  y escépticos. Frente a este relativismo, donde todo vale, todo está bien mientras no me afecte a mí, necesitamos renovar nuestra confianza depositada en una Palabra, de la que ya tenemos experiencia contrastada, que se cumple, que es cierta, y da sentido a multitud de personas a lo largo de los siglos. Hay unas palabras que contienen la misma Vida de Dios que se realiza y se cumple. Y nosotros somos testigos de esos cumplimientos.

Lo que Dios nos dice. “Venid por agua todos los sedientos; venid aunque no tengáis dinero; comprad trigo y comed de balde, vino y leche sin tener que pagar. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no sacia, el salario en lo que quita el hambre? Escuchadme atentamente y comeréis bien, os deleitaréis con manjares. Prestad atención, venid a mí; escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, seré fiel a mi amor por David”. Is 55,1-3.

Nuestra vida no puede constituirse en el principio y fundamento de todo. No somos ni tan fuertes, ni tan inteligentes, ni tan estables, como para que todo lo que vivimos dependa de nosotros. Yo puedo desear como quiero que salgan las cosas, por donde quiero que vaya mi vida, como quiero que me quiera la gente. Puedo soñar en como me gustaría ser, pero luego lo que en realidad ocurre, lo que vivo, lo que me pasa, muchas veces va por otro lado. Y necesitamos levantar la mirada y experimentar con alegría que no estamos solos. Que hay personas a nuestro  lado, que se comprometen con nosotros en este camino de la vida. Que si me caigo, se paran y me ayudan a levantarme. Que si me equivoco, son capaces de corregirme y de enseñarme. Que si lloro me pasan un clinex o me prestan su hombro para llorar en él. Que si me pierdo, salen en mi búsqueda a rescatarme. Y sobre todo hay una presencia que me regala la certeza de que mi vida es un tesoro, único e irrepetible y supone la oportunidad, gozosa, de recorrer una historia de amor al lado del Buen Dios, mi amigo mi compañero.

“Entiendo, por lo demás, que los padecimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos revelará. Porque la creación misma espera anhelante que se manifieste lo que serán los hijos de Dios. Condenada al fracaso, no por propia voluntad, sino por aquel que así lo dispuso, la creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. Pero no sólo ella; también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior suspirando porque Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo. Porque ya estamos salvados, aunque sólo en esperanza; y es claro que la esperanza que se ve no es propiamente esperanza, pues ¿quién espera lo que tiene ante sus ojos? Pero si esperamos lo que no vemos, estamos aguardando con perseverancia”. Rom 8,18-25. Salvados en esperanza significa que no vivimos en la duda existencial, en la sospecha, o en la incerteza. La fe responde a los interrogantes más profundos del ser humano. Y una de las preguntas más frecuentes es la cuestión del futuro, del más allá, de lo que ocurre después de esta vida. Y la palabra que surge del corazón de Dios es “no temáis”. Estamos salvados. Si os cuido y os amo en esta vida, no voy a dejar de hacerlo cuando termine. Ya se puede inaugurar en nuestra vida esa confianza depositada libre y conscientemente en las manos de aquel que nos la ha dado y que nos la mantiene. Como dice San Pablo hay muchos momentos de nuestra historia donde gemimos de dolor, de rabia, donde lloramos, nos quejamos, nos enfadamos y hasta blasfemamos, porque en nuestra debilidad no somos capaces de soportar tanto dolor. Hay circunstancias que nos desbordan, nos superan, épocas oscuras que deseamos olvidar. Pero después de las tormentas llegan las calmas y la claridad, de que lo vivido nos enseña y nos ha hecho ser quienes somos en el presente.

Cómo podemos vivirlo.“Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice: En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación. Nunca damos a nadie motivo de escándalo, para no poner en ridículo nuestro ministerio; antes bien, nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, infortunios, apuros; en golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero; con palabras verdaderas y la fuerza de Dios”. 2ª Cor 6,1-7. Hoy es el tiempo favorable. Ya es primavera en nuestra vida, en nuestro corazón, aunque llueva. Aunque estemos en alerta por vientos y por lluvias. Ya es primavera porque los almendros ya están en flor y nos aseguran que se acerca el tiempo de la bondad y de la paz.

Una respuesta a “UNA PRIMAVERA…

  1. Me ha gustado tu discurso en este artículo. Ya es primavera y tiempo de bomdad.
    He tenido que superar una experiencia complicada de la vida y como dices siempre escuché la palabra de Dios » no temas», no te abandono aunque te encuentres muy confusa o perdida.
    Esta experiencia me ha hecho crecer, y gracias a las misioneras de Verbum Deis, puedo decir que he aprendido muchísimo de mi misma y de mi vida con los demás. Nunca me sentí sola, aunque si aturdida y sobrepasada por los acontecimientos vividos y ahora leo tu escrito y me sorprende el optimismo. Gracias

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